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Arquitectos: Cristián Nanzer, Germán Margherit, Mariela Marchisio
- Área: 514 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Gonzalo Viramonte
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Proveedores: Aluvicor, Fabián Aimar e Hijos, Hormi – Block S. A.
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Tríptico: 1 parcela, 3 casas, espacios múltiples para tiempos diversos. El edificio es un ensayo de micro densidad de 3 casas / estudio apareadas, en un lote convencional del Barrio Ducasse, en la periferia norte del área central de la ciudad de Córdoba, muy cerca del Río Suquía y del Parque Las Heras, un sector tradicionalmente comercial ligado a la venta de repuestos e insumos para vehículos de todo tipo, que hoy se encuentra en plena transformación urbana.
El lote donde se implanta el edificio es de 10m de frente por 25.70 m de fondo, o sea una pequeña y típica parcela barrial entre medianeras. El concepto tipológico del proyecto se basa en tres casas verticales, no apiladas sino adosadas unas con otras por sus límites laterales, todas con doble ventilación, con cocheras colectivas, con patios y balcones privados y una terraza para el esparcimiento común. Las plantas de las viviendas poseen un ancho equivalente muy reducido de 3.13 m en su medida interior, la que se compensa con su gran desarrollo longitudinal de 18m. La estructura de hormigón armado determina tanto la expresión del edificio como el carácter tipológico del conjunto, es así que la segregación de usos se da por los distintos niveles vinculados por el sistema de escaleras de cada unidad, desde el cero a la terraza. La verticalidad de la tipología permite prescindir de divisorios interiores, los que se montarán, si fuese necesario, a instancias de las necesidades de los usuarios, o con la incorporación de los equipamientos móviles.
El proyecto se concibe desde la sección, con una distribución inusual para la lógica de una casa convencional, ya que se localiza en planta baja el espacio de estudio / trabajo, en relación al acceso al edificio y a un pequeño patio, que en algún caso funciona como eventual zona de juegos de niños o quincho esporádico, en el segundo nivel se halla el espacio para dos posibles dormitorios en suite, pero también adaptable como lugar de trabajo si la modalidad de uso lo requiriese. En el tercer nivel, de doble altura, se encuentra el espacio de estar, cocina y esparcimiento, con balcones y acceso a la terraza superior, que oficia de patio común del conjunto, con el incentivo de las vistas al horizonte urbano del centro de la ciudad y hacia el oeste, la lejanía de las sierras.
4 tabiques longitudinales de hormigón de 4 niveles de altura definen “las barras” de los tres espacios verticales de cada unidad. En la fachada una viga invertida de 10 metros de luz, de medianera a medianera, permite que un sector de los 2 tabiques centrales no lleguen al suelo, liberando así el espacio reservado a las 3 cocheras y el hall, creando un espacio diáfano en el ingreso; este espacio, al sacar los vehículos, se convierte en un espacio de eventos sociales esporádicos para los habitantes del consorcio.
La fachada norte se materializa con una estructura metálica cerrada con malla de alambre tejido galvanizado, la cual se cubre con enredaderas de hoja caduca, principalmente glicinas, las cuales nacen de un cajón de hormigón armado continuo, aprovechando la viga invertida de 10 m de luz de la fachada. Todo el edificio aborda un ensayo tipológico sobre una densificación en un área barrial degradada, pero con estratégica ubicación en relación a los servicios de la centralidad y al parque lineal del río Suquía. Un edificio que no niega algún antecedente japonés revisitado, como las hermosas casas de Waro Kishi en Tokio, eso sí, ojos rasgados con tonada cordobesa.